TRES PROPUESTAS PARA FORMAR PROFESORES INNOVADORES

Que el mundo de la educación está experimentando un cambio es algo innegable. Depende de adonde dirijas la mirada puede que no se aprecie demasiado esa evolución o que te encuentres con profesionales totalmente inmersos en la transformación de sus centros hacia la actualización del modelo educativo que va a precisar la nueva Generación Z con sus particulares características.

Sin embargo, los denodados esfuerzos, tanto de docentes jóvenes como veteranos, por innovar, así como los riesgos afrontados por muchos directivos al aventurarse en terrenos inexplorados, estimo que deben ser ayudados por una estructura del sistema educativo que facilite la implementación de nuevos métodos, pedagogías  y recursos.

Sin duda se precisa una reforma educativa bien pensada que tenga en cuenta las tendencias innovadoras que se van apuntando. Pero mientras llega hay tres aspectos de la formación del profesorado que estimo se podrían ir mejorando sin demasiado esfuerzo y que apuntalarían la mejora iniciada.

El primero de ellos es mejorar el acceso al grado de magisterio. Que los requisitos sean un poco más exigentes. A nadie le sorprende que la nota de corte para estudiar medicina sea altísima, supongo que porque asumimos que quienes van a tener un día nuestra salud  o incluso vida en sus manos, deben adquirir una formación exigente. Sin embargo a mi sí me preocupa en manos de quién dejo la educación de mis hijos. Predomina la creencia de que educar es una tarea fácil y que cuanto más pequeño es el alumno menos dotes deben exigirse al maestro. Sin embargo, todas las investigaciones sobre el crecimiento psicológico, la maduración y las etapas evolutivas del cerebro apuntan en dirección opuesta. Estamos dejando en manos de los educadores algo tan importante como la salud o la vida, no me parece que pedir que la carrera de magisterio no sea un limbo donde terminan muchos de los bachilleres que no alcanzan la nota para otra carrera, sea algo extravagante.

En la misma línea de la aportación anterior cada vez veo más ventajas en la idea de una carrera universitaria para profesores de secundaria. Hasta ahora los profesores en la ESO son licenciados o graduados en un área concreta que después realizan el complemento pedagógico correspondiente antes al CAP y ahora al master del profesorado. Quienes hemos realizado esa formación sabemos que es totalmente insuficiente y en general desactualizada. ¿Por qué no crear un grado en el que la mitad de asignaturas correspondan a la parte pedagógica y didáctica y la otra mitad a la especialidad que corresponda. ¿Realmente para dar clase de química es necesario tener todo el conocimiento de química de un licenciado? Y la otra cara de la pregunta ¿realmente sólo necesita un master (que incluso se puede hacer a distancia) para poder dar clase? Esta idea sé que precisa de un mayor debate (para eso están los comentarios del blog) pero tampoco me parece que sea difícil de poner en marcha.

Una tercera idea es la que ya el Ministerio a dejado entrever en algún momento de un modelo tipo MIR de prácticas acompañadas. Aunque esta propuesta sí tiene más inconvenientes (sobre todo económicos) en su puesta en funcionamiento, estimo que debe ser una dirección hacia la que apuntar y perder el miedo a hacer intentos (o prototipar, siguiendo el modelo del Design Thinking) hasta que encontremos una fórmula válida. Pero creo que aprender la docencia de manos de un buen mentor en los primeros años es algo deseable y que de esa manera cada aula tenga al menos dos maestros (o incluso tres) haría caminar hacia el “Team-Teaching” mejorando la creatividad y sobre todo los procesos de evaluación.


En definitiva, la idea es valorar de forma real la función de quienes se dedican a la enseñanza, favoreciendo su selección, formación e incorporación a la realidad educativa. Mientras no esté más prestigiada esta profesión poco avanzaremos en la buena dirección, pero  ese prestigio no lo otorgará nadie desde arriba sino que es algo que creo que ya muchos se están ganando con sus buenas prácticas que se hacen cada vez más visibles compartiéndose a través de la Red

4 comentarios:

  1. Hola! Me parece muy interesante la reflexión que propones. Parece claro que una línea de mejora del sistema educativo pasa por la formación del profesorado, es evidente. Por otro lado, estoy un poco cansado del tema de la nota mínima (o máxima) para accceder a magisterio. Al final, me da igual la calificación, lo que considero verdaderamente importante es la aptitud y la actitud del futuro docente más que una nota determinada, y creo que es por aquí por donde deben ir los tiros en los procesos de acceso a esta formación... En fin, un placer leerte. Saludos!

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  2. Estoy de acuerdo contigo. A mi tampoco me interesa la nota, no creo que sea el mejor indicativo para darnos información del alumno, pero me refiero a ella porque hasta el momento es lo único que se tiene en cuenta para el acceso y proponer otras formas de acceso a la universidad alargaba mucho el post. Muchas gracias por el comentario.

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  3. Acertada reflexión, además de urgente. Quizás puntualizar y tener en cuenta la vocación, es fundamental, con vocación hay dedicación y eso lleva a la investigación, a mejorar siempre tu práctica educativa.
    Saludos desde http://inclusionenelauladiaria.blogspot.com.es/

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  4. Tu reflexión me parece muy acertada. Además, me parece que incita a una reflexión más profunda y es qué hacer para formar profesores innovadores que ya lleven un tiempo en activo. Me refiero, no solo a la formación inicial de profesorado (que, por supuesto, es muy mejorable en la actualidad), sino también a la formación permanente. Se deberían establecer programas "reales" en todos los centros, controlados por algún organismo competente...

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