Una cuestión que siempre aparece cuando se compara el sistema educativo español con otros de mayor prestigio como el finlandés, por ejemplo, (Dios me libre a mi de comparar sistemas con condicionantes tan diferentes) es la de la formación inicial del profesorado y por ende la formación continua o su actualización.
No hace falta compararse con nadie para reconocer que hasta el momento, un porcentaje alto de los alumnos que aceden a la carrera de magisterio lo hacen por no haber podido acceder a otras carreras o por considerarla suficientemente asequible para el esfuerzo que están dispuestos a hacer. Por suerte también es fácilmente reconocible que los realmente vocacionados a la docencia acostumbran a ser personas de un espíritu emprendedor, creativo e ilusionador excepcional. Pero no por mucho entusiasmo que pongan la formación que reciben mejora su nivel.
Si nos vamos a la educación secundaria nos encontramos con un porcentaje alto de licenciados en cualquier carrera que en un momento dado optaron por la tarea educativa. Muchos nuevamente lo harán de manera vocacional, algunos incluso habrán estudiado su licenciatura con la intención en el horizonte de dar clase, y otros llegan al mundo educativo como salida laboral más o menos apañada después de éxitos y fracasos en otros terrenos.
Estos licenciados en su mayoría no tienen más preparación pedagógica que el CAP. Afortunadamente la experiencia del trabajo diaria va supliendo lo que no se aprende de otro modo. Ahora, para mejorar esta preparación el antes llamado CAP se convierte en un máster. Máster que están ofreciendo en este momento todas las universidades. Las presenciales, las a distancia y las on-line. Es una titulación que encuentras por todas partes con una diferencia de precios por matrícula que van desde los 1500€ a los 7500€ dependiendo de quién lo ofrezca.
Pero si el objetivo es mejorar la capacitación de los futuros profesores, ¿quién se está asegurando de que el contenido curricular de estos estudios sea realmente el apropiado para poder ofrecer a los futuros alumnos una formación adecuada?
En mis manos tengo los textos que está ofreciendo una de estas universidades, en una asignatura denominada recursos educativos, sobre el tema de las TIC. Es un texto de 2001 en el que se habla del retroproyector de transparencias como "nueva tecnología" y de que está surgiendo un programa llamado power-point, que puede llegar a ser muy útil. ¡¡2001!! ¡Apenas se estaba comenzando la introducción de la telefonía móvil en España! ¿Cómo se puede estar tan desfasado? ¿Cómo se permite esto?
Obviamente los alumnos se quejan a sus profesores pero tampoco hacen mucho más porque lo importante es aprobar para poder tener el título y trabajar. Pero ¿Y la oportunidad de aprender de verdad todo lo relacionado con las posibilidades educativas que está ofreciendo la tecnología actual? ¿Será necesario hacer después un curso de formación permanente para aprender algo del 2013?
Menos mal que como en todo, quien quiere aprender se busca la vida más allá de la universidad y que el proceso creciente de democratización del conocimiento gracias a la generosidad de quienes comparten en red sus experiencias, sus buenas prácticas, sus esperanzas y también sus preocupaciones, permite que quienes se lucran a través de los formalismos de la obligatoriedad de las titulaciones, no tengan la última palabra.
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